Comisión Nacional del Espacio Exterior.
El lanzamiento del Sputnik y la realización del Año Geofísico Internacional en 1957-58 propiciaron la participación de México en las actividades espaciales. En noviembre de 1957 inicia en México el estudio y desarrollo de la cohetería bajo la dirección del Ing. Walter Buchanan, Subsecretario encargado del despacho de Comunicaciones y Obras Públicas, durante el gobierno del Presidente Adolfo López Mateos.
Como resultado se diseñaron, construyeron y lanzaron los primeros cohetes mexicanos conocidos como SCT-1 y SCT-2. En 1960 se estableció un convenio entre México y EUA para formar la Comisión México-Estados Unidos para observaciones en el espacio, con objeto de monitorear los programas estadounidenses Mercurio y Géminis, estableciéndose una estación rastreadora en Guaymas, Sonora. La comisión fue integrada por representantes de las secretarías de Relaciones Exteriores, Comunicaciones, La UNAM y el IPN. El 31 de agosto de 1962 por decreto del Presidente Adolfo López Mateos se creó la Comisión Nacional del Espacio Exterior (CONEE), con el encargo de fomentar la investigación, explotación y utilización pacífica del espacio exterior.
La CONEE llevó a cabo el programa de Investigación de la Alta Atmósfera, con 3 subprogramas: cohetes sonda, recepción de señales de satélites meteorológicos y globos sonda. Entre otros logros se consiguió la fabricación de los cohetes Mitl y en general en los tres subprogramas se obtuvieron avances importantes. En enero de 1977 el gobierno decretó la desaparición de la CONEE.
A la par con el desarrollo de cohetes en la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas, un grupo de profesores de la Facultad de Ciencias Físicas de la UASLP llevaron a cabo experimentos para determinar algunas de las características de la alta atmósfera. El 28 de Diciembre de 1957 lanzaron su primer cohete y durante los años sesenta desarrollaron otros dos sistemas de lanzamiento denominados Zeus y Olímpico. Para los años 70 ya contaban con cohetes de dos y tres etapas llamados Filoctetes II y III, aunque éste último nunca fue probado.